Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, que gozada, era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano... Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium... Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford... Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágenos de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson... Mejor que la libertad... Mejor que la vida.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Me pidió que fuera, y allí estaba yo. Como una ilusa, delante de la puerta de su casa, con un millón de dudas y pensamientos yendo y viniendo de una parte de mi mente a otra. ¿Qué me querría decir?¿Para qué me habia dicho fuera hasta allí?. Por fin fui capaz de apretar el boton, y un agudo timbre resonó dentro de la casa, al igual que dentro de mi: un timbre que daba el comienzo a una nueva aventura, un timbre que marcó una X en mi calendario. Abrió rápidamente la puerta y me sonrió. Algo bueno iba a pasar.

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