Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, que gozada, era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano... Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium... Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford... Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágenos de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson... Mejor que la libertad... Mejor que la vida.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sin ti no puedo.

No, no, no hables. No hagas ningún movimiento brusco, no parpadees, ni si quiera respires fuerte. Solamente déjate llevar. Estamos aquí y ahora, nosotros dos y la fuerza de este destino que nos ha cruzado en un mismo camino. Aquí, te tengo entre mis brazos, y te juro ahora, ahora mismo, que nunca te dejaré escapar. No te preocupes por nada, aléjate de todo lo que te atormente, olvida los enfados, las discusiones, los problemas, el agobio, olvida las prisas, olvida el reloj. Para mí, se paró desde que estuve contigo, para adentrarme en la parte más bonita de toda mi vida; la que disfruto junto a ti. Ahora, mi amor, solamente cierra los ojos. Suavemente, despacio; no tenemos prisa; recuerda que el reloj se ha parado para nosotros dos. Toma mi mano; cógela, agárrala fuerte; es tuya. Enrrédate en mi cuerpo, abrázame como jamás lo hayas hecho. Simplemente déjate acariciar, déjate amar por mí, déjate llevar por la pasión. Ahora soy yo la que cierra los ojos, te acaricio la cara. Es perfecta, lo sé, ¿qué no tienes de perfecto? Noto como sonríes. Y me gusta. Me gusta verte feliz, me gusta hacerte feliz. Te acaricio los labios con suavidad; puedo apreciar claramente en tu cara que estás totalmente relajado. Ahora, en este momento, sé que eres mío; mío, mío, mío y sólo mío, y de nadie más. Eres mi príncipe, del que me enamoré como una tonta, lentamente, paulatinamente, sin que ni si quiera me diera cuenta; y aquí estoy, en esta tarde fría de Noviembre, abrazada a ti, acariciándote con dulzura y susurrándote lo muchísimo que te quiero al oído, completamente e irrevocablemente, enamorada de ti. 


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