Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, que gozada, era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano... Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium... Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford... Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágenos de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson... Mejor que la libertad... Mejor que la vida.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Los días pasan, y el invierno se asoma con descaro, un año más las mismas calles, las mismas caras, algún café de más y algún mal rato de menos, un puñado de anécdotas nuevas, un tekila por tomar, y un par de tardes por olvidar. Es extraño eso de cerrar los ojos, apretar fuerte las pestañas y asimilar que te quedan unos meses para dar un giro de 360º, que esto se acaba que creces, que te vas, que todo lo que siempre has querido queda atrás, enredado en esas vidas que ocupaste, en aquellas en las que te hiciste un hueco, en cada sonrisa que compartiste y que pronto solo serán eso, parte del pasado, preterito imperfecto, y tanto que imperfecto. 
Y aunque parezca mentira nada te ata, ni aqui ni en ningun sitio, que tan solo eres un ciudadano del mundo, así que pisa el acelerador, arranca y empieza a disfrutar, queda mucho que vivir.

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